jueves, 4 de junio de 2009

DISCURSO DE COLOSIO
¡Vaya, vaya! Qué bárbaro no. Soberbio, para ponerse de pie. Y vaya que logró poner de pie al país, y a temblar a más de uno, y de los suyos.
Entre los menguados spots que hoy atascan sistemas de televisión, radio y cuanto se mueva, escuchamos aquellos que hacen referencia al oscuro pasado priísta: cuestión salvada con suma anticipación en este "colosal" discurso: "Pero nuestra herencia debe ser fuente de exigencia, no de complacencia ni de inmovilismo. Sólo los partidos autoritarios pretenden fundar su legitimidad en su herencia. Los partidos democráticos la ganamos diariamente". Qué tal, eh!
"El PRI, del gobierno, sólo demanda imparcialidad y firmeza en la aplicación de la ley. ¡No queremos ni concesiones al margen de los votos ni votos al margen de la ley!"- Escandaloso escuchar a un priísta en ´94 tener expresiones casi golpistas como ésta. Sin duda, Luis Donaldo, no sólo conocía el hastío del pueblo mexicano ante el monopolio electorero ejercido desde el Gobierno, él mismo estaba harto de no tener competencia como él mismo lo decía, harto de victorias fáciles que degradaban la aparente democracia. Este buen discurso nos enseña a evitar casarnos con colores, el desprestigio con que el PRI cargaba ya en ese entonces fue claramente superado por una de las figuras políticas más acabados de los últimos años: Luis Donaldo; político que declaraba con verguenza la insensibilidad, propia y de sus colegas. Pocos con tal osadía. Su valentía y arrojo tuvo consecuencias, de esas que quisiéramos evitar y no hablar, pero también consecuencias de madura autocrítica, de análisis político profundo y de participación ciudadana. Lo que Colosio habría de hacer, se hizo: lo que como Presidente de la República hubiera aportado, lo aportó con su talento político en el Congreso de la Unión, desde su partido y en la Secretaría de Desarrollo Social. Pero, sin duda, su ausencia nos despojó del brillante futuro de un Colosio Presidente y, por ende, de un crecimiento en el desarrollo político del Estado.

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